Una antigua agencia de espías tendrá que salvar el mundo de un malvado villano que quiere exterminar a la población mundial.
(Puede contener spoilers)
La agencia de detectives Kingsman está llevando a cabo, entre una selección de jóvenes y refinados candidatos, la elección de un nuevo miembro. Entre estos apuestos jóvenes se cuela un chico macarra de un barrio de Inglaterra. Para conseguirlo tendrán que superar unas díficiles pruebas.
Los hombres de Kingsman derrochan elegancia y clase. Utilizan como tapadera sastrerías, donde van los personajes más influyentes del mundo. Son poseedores de armas originales y variopintas para todo tipo de misiones.
Mientras tanto, el megalómano Valantine (Samuel L. Jackson), intentará a través de tarjetas SIM de teléfono móvil llevar a cabo sus malvados planes. Estas tarjetas hacen que todo aquel que las posea entre en una especie de trance e intente matar a la persona que tiene al lado.
Un villano con carisma, zarabeto, rapero y sensible a la sangre y a la violencia, nos deja con unas de las mejores escenas de toda la película.
La compañera sentimental de Valantine, tampoco deja indiferente a nadie. Una guapa y mortal mujer con protesis afiladas en ambas piernas.
Los Kingsman irán a la base del enemigo para acabar con sus malvados planes. Esto nos llevará a un final apoteósico, con un festival de... "música y fuegos artificiales".
Mi nota final es de 8/10.
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